El sexo anal, mejor conocido como sodomía, no es algo nuevo ya que existe incluso en los relatos bíblicos. Esta conducta bestial ha enfurecido a Dios desde siempre y sino basta con recordar los hechos de Sodoma y Gomorra. Más cerca en el tiempo en la antigua Grecia, la homosexualidad era algo habitual y era socialmente aceptado que los hombres jóvenes fueran amantes de los mayores, de quiénes recibían a cambio una educación política, científica y moral. Lo que diferenciaba esa practica de la actual es que en aquel momento los hombres mayores eran siempre los que penetraban a los más jóvenes, ya que las relaciones con hombres de la misma edad eran motivo de deshonra. También en la Antigua Roma, Marco Antonio o Augusto César tuvieron amantes masculinos. Fue por aquél momento que Dios volvió a tomar cartas en el asunto. Para Dios la homosexualidad y la práctica sexual sin objetivo de reproducción son pecado, por lo tanto el sexo anal fue condenado y en el siglo VI D.C.
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